La sensibilidad del opositor

Un opositor sufre múltiples cambios en su vida y en su forma de entender el mundo durante esta etapa. Fundamentalmente, yo creo que nos aporta madurez y experiencia. Un opositor se ve obligado a adaptarse a la fuerza a su nueva situación, lo cual conlleva cambios en muchos aspectos.

En esta reflexión, me gustaría tratar el tema de la sensibilidad desde mi experiencia subjetiva. Voy a contaros cómo me ha afectado a mí y las conclusiones a las que he llegado personalmente:

La vida de un opositor está protagonizada por los sacrificios que tiene que realizar. Tenemos una rutina plana y con pocos sobresaltos. A cualquier persona que no oposita (o como les llama mi compañera Mónica: “los muggles opositores”) le puede parecer que nuestra vida es aburrida, y no los culpo por ello.

Los opositores hemos de renunciar a muchos aspectos vitales. Nuestro instinto de supervivencia y nuestro espíritu de superación nos lleva a adaptarnos a este ritmo de vida y encontrar ilusión y emociones en pequeñas cosas.

Llegamos a un punto en el que un buen día es aquél en el que estrenas material de estudio, algunos osamos decir que nos toca estudiar un tema “divertido” o “bonito”, dar un paseo un día de semana al aire libre es un privilegio, ponernos pantalones vaqueros es ir arreglada, encontrarte con un opositor que te comprenda sabe a gloria y muchos otros ejemplos análogos.

Sin embargo, también nos vemos obligados a entrar en alerta con más facilidad, ya que para poder estudiar hay que sentir un poco de presión para no acomodarse en un ritmo demasiado sosegado. Por lo tanto, somos capaces de estresarnos un año antes del examen, ponernos nerviosos cada vez que se acerca un simulacro en la academia, nos atacamos si no logramos cumplir los objetivos semanales y, en general, somos más sensibles a los nervios ya que, de lo contrario, nos quedaríamos fritos encima de los apuntes.

Yo, personalmente, jamás me hubiese imaginado encontrarme en esta posición, pero creo que es la forma más adecuada de convivir sanamente con las oposiciones.

El problema de esta sensibilidad opositora la encontramos cuando nos enfrentamos al mundo real (sí, al de los muggles) y se produce un desfase importante entre nuestra forma de ver las cosas y la intensidad con la que todo sucede. Yo me considero más objetiva en ciertos aspectos porque he dejado de estar familiarizada con ciertas cosas y me doy cuenta de que no me agradan, especialmente las que me resultan superficiales y vacías. Sin duda en la oposición se madura mucho y uno aprende a ver con mucha claridad qué es lo que quiere en su vida.

A veces esa hipersensibilidad es un inconveniente. Cuando se trata de situaciones negativas, también las percibimos con más vigor. Cuando veo las noticias en la televisión siento mucha más angustia y tristeza ante las injusticias que antes, lo paso muy mal con las discusiones con otras personas, me asusto con más facilidad con las películas de miedo e incluso me da más asco ver imágenes de operaciones por la tele, uno de mis mayores temores es perder mis apuntes o llegar tarde a un examen y sufro ansiedad con más frecuencia.

En definitiva:

Opositar requiere muchos sacrificios. Sin duda uno de ellos es ese desajuste. Y sigue valiendo la pena porque rendirse no es una alternativa. Afortunadamente, todos los excesos que conlleva esta etapa son temporales y algún día cesarán, podremos tener una jornada de 8 horas, con fines de semanas de dos días e incluso nos pagarán por ello, lo cual me parece encomiable desde el punto en el que me encuentro hoy.

Me encantaría conocer vuestras impresiones al respecto, saber si a vosotros os ha sucedido algo similar o si me estoy volviendo loca del todo. Si hay alguien más con el mismo trastorno, espero haberle ayudado a que se sienta comprendido. En todo caso, mil gracias por leerme.

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¡Nos vemos en la próxima entrada!

 

8 comentarios en “La sensibilidad del opositor

  1. Noemi dijo:

    Leer estas palabras al empezar el día me hace tener empuje para todo el día de hoy!! Mil gracias! Porque me identifico totalmente con cada una de tus palabras! La sensibilidad, los nervios de los simulacros, los llantos, la alegría por un día en el que consigues los objetivos y la culpabilidad por los días en los que surge cualquier imprevisto que impide llegar a la meta… En fin. Los opositores Unidos jamás serán vencidos!!! Mucho ánimo!!

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  2. enlacallelibertad dijo:

    Este es mi primer año opositando, y si echo la vista atrás, me doy cuenta de que no soy la misma persona ahora, que la que era en septiembre. Como tú bien dices, me muero de ilusión cuando estreno un subrayador de un color bonito, cuando consigo ordenar el escritorio la vida me parece más bonita y llegar a determinados temas me da un chute de energía.
    Me consuela ver que es algo intrínseco de opositar y que no soy sólo yo la que ha perdido el norte.
    De los cambios de humor mejor ni habíamos… Pero vaya, son muchos y muy comunes.
    Gracias por la entrada y por el blog en general!

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