Continuar

Hay días en los que no puedes más. Estás agotada pero te falta mucho por hacer. A veces decides tomarte un descanso, pero tienes remordimientos porque deberías estar estudiando.

Hoy es uno de esos días en los que me pesa hasta el alma. Lloras de cansancio y de frustración. Has renunciado a todo, ya no te queda nada y tus esfuerzos no son suficientes. Día a día ese es el precio que pagamos verdaderamente.

Te sientes incomprendida. Porque todo el mundo tiene una vida menos tú, porque hasta te da vergüenza decir que estás hundida por todo lo que tienes que estudiar. Ni siquiera tú misma te hubieses imaginado al principio que llegarías a sentirte así, por lo que ya no pretendes que nadie te comprenda.

¿Y qué te queda? Nada. Porque has renunciado a todo. No sabes a qué agarrarte porque ya no te queda nada.

Amigos que no comprenden los sacrificios que haces por cumplir tu sueño. No se imaginan lo que te ha costado renunciar a estar con ellos. No entienden las cosas que has abandonado, a veces solo a cambio de estabilidad y tranquilidad para poder seguir estudiando. Te reprochan que no estás con ellos, se lo explicas, pero llega un momento en el que no lo aguantan más y deciden marcharse.

Y te duele, claro que te duele. Estás dispuesta a descuidar cualquier relación que sea un obstáculo en tu camino. Pero hay personas que cuando se marchan duele más que otras. Pero dejas que se vayan, porque renunciar a tus sueños sería abandonarte a ti misma. Y eso sí que no te lo puedes permitir.

¿Y entonces qué haces? Continuar. Seguir. No rendirte.

La oposición te lo quita todo, pero te lo da todo. Lo que ganas, lo que pierdes.

En ocasiones te planteas si vale la pena la recompensa. ¿Es proporcionado todo lo que tienes que hacer a cambio de lo que vas a conseguir?. Te marcas una meta realista, aunque dura, pero factible como es aprobar una oposición y te dejas la vida en ello. ¿Qué obtendría entonces si decidiese esforzarme menos?.

Aún no sabes muy bien cómo pero sabes que lo vas a conseguir. Tu parte consiste en trabajártelo día a día. Tener lágrimas en los ojos, cansancio en todo el cuerpo y seguir luchando.

Porque es lo que quieres hacer, porque no te planteas otra alternativa. Porque no puedes conformarte con menos que lo que exactamente quieres. Otra vida no te haría feliz. Somos de esas personas que necesitamos luchar por nuestros sueños para que todo tenga sentido. Lo que seguro que no vale la pena es vivir sin esforzarse. Somos enemigos de la mediocridad.

Porque una vez que pruebas el néctar de la autorealización, de la satisfacción personal y de haberte esforzado al máximo, te das cuenta de que no quieres otra cosa.

Puedes estar cansada, desanimada, triste, e incluso sentirte sola pero no te planteas abandonarlo. Continúas.  Y sin darte cuenta te vas haciendo cada vez más fuerte e independiente. Conoces el verdadero sabor de la libertad, rendirte cuentas sólo a ti misma y no necesitar más que lo que tienes para ser feliz.

carry on

3 comentarios en “Continuar

  1. Tita Lala dijo:

    Como le dije a una amiga, también opositora, el otro día. Ninguna de las personas, que te deja de hablar o de llamar durante esta época, podemos considerarlos amigos. Un amigo, de verdad, te comprende, te apoya y espera a que salgas del examen para tomarse contigo las cañas, copas que no te has tomados durante ese tiempo… un verdadero amigo te llama para sugerirte un kitkat… y un verdadero amigo… te motiva a seguir, porque te dice que tu eres el mejor….

    Dicen que en los malos momentos descubrimos a los verdaderos amigos, pues las oposiciones también ayudan a descubrir a tus no tan amigos.

    Me gusta

Deja un comentario